A mi tío (y padrino) García de Juan, Fernando:


Siempre, a lo largo de mis veintisiete años me has dado consejo, tío.
Me has enseñado que hay que pelear, sufrir, y sudar sangre si hace falta, para conseguir nuestros objetivos.
Que nadie da nada gratis. Las cosas hay que ganárselas.
Me has animado a seguir adelante; me has dicho que, ante las adversidades y dificultades, le echara "un par" como buen García que soy.
Me has empujado a aprender de todo; y de todos.
Y me has demostrado que, no sólo eres, sino que también estás.
Y he de agradecértelo.

Porque aún conservo aquella revista sobre Velázquez que me regalaste cuando era un niño imberbe.
Porque aún escucho una buena pieza de jazz cuando me quedo a solas.
Porque todavía me quedo absorto en cada obra colgada en las paredes de mi salón. Obras que ya estaban ahí desde que tengo uso de razón. Y en las que cada día encuentro un nuevo matiz, un nuevo rincón que me sorprende.
Porque no hay persona de mi entorno que no te conozca.

Tengo que reconocer que este trabajo que te presento, ha sido todo un disfrute.
Es una maravilla poder ver lo que haces de cerca. El mimo que le pones a las cosas; o la rabia según se dé.
Soy tu primer fan. Desde pequeñito cuando no entendía muy bien lo que hacías, hasta hoy, cuando me enamoro con cada uno de tus "partos".

Ya sabes que suelo ser muy parco en palabras. Pero hay algo de lo que siempre se me llena la boca.
Me alegra ser tu sobrino.